11.1.24

La Universidad y su entorno ciudadano

Encuentra el artículo original en: La Universidad y su entorno ciudadano (28 de octubre 2020)


Con motivo de la devolución de los restos de la Iglesia San Francisco de Borja a la Iglesia Católica, en una gestión liderada por el actual Arzobispo de Santiago, Monseñor Fernando Chomalí, comparto un artículo que escribimos un reducido grupo de académicos de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Instituto de Historia y Patrimonio de la Universidad de Chile.

Cabe recordar que la iglesia  San Francisco de Borja en la comuna de Santiago, fue vandalizada por terroristas durante el 2019 y finalmente quemada en el año 2020. 

Vista de la Iglesia de la Asunción, destruida el 20 de octubre 2020, 144 años hechos cenizas. Fotografía de Anthony McInneny
"Los alcances de la destrucción, por violencia, no son sólo materiales.  Ataca lo más profundo de nuestra humanidad y civilidad, nuestros afectos, nuestros valores, ataca todo lo que es parte de nuestra vida cotidiana y común, ataca por cierto nuestra convivencia. Produce dolor y desazón."

Muchos de los académicos, sino la mayoría en las Universidades públicas, optaron por defender, celebrar y/o callar ante la embestida terrorista del 18 de Octubre 2019 que continúa hasta el día de hoy. Voces como las nuestras han sido progresivamente canceladas, reduciendo el intercambio de ideas, en un permanente atentado contra la Educación y el pluralismo que las universidades dicen promover.


"Como partícipes de una institución formadora, cuál es la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, no debemos olvidar la ética como un elemento fundamental en todo ejercicio y formación profesional. Dicha ética se refiere, entre otras cosas a los alcances y límites de nuestro ejercicio y especialmente, su aporte al bien común, aporte que diferencia a toda profesión de un mero ejercicio artesanal."

Artículo original en: La Universidad y su entorno ciudadano
   

8.7.22

➡️ Esfuerzo colaborativo para el #Rechazo

22.6.22

Aquí, donde gobierna la ética de la liviandad

En respuesta (no publicada) a columna de la Sra. Carolina Tohá, en La Tercera, 17 de junio 2022


SEÑOR DIRECTOR:

Hay algo de conveniencia en exponer recién ahora lo que hace años se viene consolidando en la política oficialista como “la convicción de la conveniencia”. El actuar ético, que debiera ser permanente y situarse por sobre cualquier propósito político, es convenientemente obviado cuando éste cuestiona sus objetivos y métodos. No es casualidad que la convicción de la conveniencia la practican quienes promulgan que “el fin justifica los medios”. 


2.5.22

Entrevista a la profesora Beatriz Maturana sobre la violencia política en Chile. 1 de Mayo 2022 (comienza en minuto 3)

Víctimas y las otras víctimas

Carta publicada en El Libero, 28 de abril, 2022


Señor Director:

El fin de semana manifestantes pacíficos, que hicieron uso de su derecho a la ciudad, fueron víctimas de agresiones con palos, piedras y cuchillos, uno de ellos herido de gravedad. Los encapuchados que infligieron dicho castigo a la libre expresión, son lo que Karl Marx llamó lumpen. Por su parte, la constitucionalista, Elsa Labraña los llama masas a las cuales se les debe controlar “el comportamiento y la opinión” para así “mantener el poder”. En palabras de Ronald Rivera Calderón, fundador de VOP (1970), son los “delincuentes” los que asegurarán la subversión.

3.3.22

El flagelo del doble discurso

Carta publicada en El Libero, 29 de enero, 2022

Señor Director:

El doble discurso (doble moral o estándar) es una forma de violencia psicológica usada para imponer valores y normas y así someter a las personas. Para este fin utiliza métodos de aprobación y censura, promoviendo los sentimientos de culpa, autocensura y de humillación para quienes fracasan en estar a la altura de esos valores, o no participan de estos.

Quienes infligen este doble discurso para el logro de sus objetivos, practican una forma de superioridad moral y soberbia, arrogándose privilegios que los mantiene exentos de regirse por esas mismas normas. En Chile nos hemos acostumbrado a perdonar el doble discurso, a pesar de constituir una injusticia que, por su agravio y evidente artificio, es maltratadora. Lo vemos por ejemplo en la convención constituyente, donde sectores afirman promover la sororidad, transparencia, tolerancia y diversidad; sin embargo, este estándar aplica sólo a quienes profesan similar pensamiento político.



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