Beatriz Maturana Cossio
Arquitecta y académica FAU
La inminente destrucción del edificio Protección Mutua (construido alrededor de 1923), además de representar un atentado violento en contra de nuestro patrimonio cultural, su ciudadanía y ciudad, revela también el fracaso del diálogo y creatividad al momento de enfrentar conflictos como el generado por este edificio. Por un lado han sido las autoridades (de todas las persuasiones políticas) las que han permitido la destrucción de nuestros edificios patrimoniales y ciudades. Y por otro, la clase empresarial que con su evidente ignorancia, no han explorado alternativas a la destrucción. Esta situación refleja la brecha entre los movimientos sociales que protegen el patrimonio y las instituciones profesionales y de educación (institutos patrimoniales, profesionales arquitectos), que más allá de cartas, muchas de ellas a título personal, no parecen haber tomado un rol activo, comprometido y concertado en conjunto con las organizaciones ciudadanas. Por último, quienes defendemos el patrimonio, también necesitamos abrirnos a la idea de que ni los edificios, ni sus funciones pueden congelarse en el tiempo y que no todos estos pueden convertirse en museos y galerías. Necesitamos una ciudad que responda a las nuevas necesidades, a nuevas funciones y también que genere las dinámicas económicas para que exista más trabajo, para inyectar actividad en las calles (particularmente en sectores deprimidos como lo es el sector donde se ubica Protección Mutua) y para que todos puedan beneficiarse.
Esta foto muestra los detalles que decoran su fachada y cada una de sus particulares ventanas.