La discusión en torno al nuevo proyecto para Vicuña Mackenna 20 (VM20), donde se propone la demolición del antiguo edificio, se ha manipulado al punto de crear la impresión de que solo pueden existen dos miradas, excluyentes la una de la otra.
El problema se nos presenta en la forma de dos bandos, o de una dicotomía artificial e intencionalmente impulsada. Por un lado, quienes están por la demolición, justifican esta en pos del "progreso" y de la necesidad de edificaciones para institutos y alumnos de la Universidad de Chile, hacia quienes la Universidad tiene deudas infraestructurales pendientes. Por otro lado, a quienes intentan salvar este edificio patrimonial (reconocido o no) se los demoniza haciéndolos parecer poco solidarios con las necesidades de los demás. Detrás de este discurso, existe otro incluso más perverso—un discurso ideológico y mutuamente excluyente con el que se supone que cada una de estas dos miradas se alinearían—.
Fig. 1: uno de los patios de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo. Edificios que Miguel Lawner rescató de ser demolidos. |