8.10.21

Educación cuando todas las verdades no se tocan

"Allí [en Australia] se habla sin eufemismos de “la industria de la educación”, una de las industrias más lucrativas del Estado de Victoria y que posiciona a Melbourne entre los grandes centros educativos del mundo. Por ende, el concepto de Universidad pública en Australia se refiere al Estado como propietario, a su pluralismo y compromiso con la excelencia que asegura su contribución al país en todos los ámbitos, incluido el económico."  Video original: El Baquedano.   


Educación cuando todas las verdades no se tocan

Me han dicho muchas veces que yo hablo de la educación desde mis privilegios, los que, a propósito, nunca tuve. Algunas aclaraciones importantes sobre la educación terciaria en Australia, por ejemplo, esta es pagada, si pagada. A los 18 meses de haber llegado a Australia como inmigrante, y después de lograr cierto dominio del inglés, recomencé mi pregrado en Arquitectura. 

Entonces, aún existía gratuidad, la que duró sólo un año ya que en 1989 se implantó un sistema similar al antiguo crédito fiscal chileno, donde los pagos son diferidos hasta que la persona reciba ingresos que le permitan pagar la deuda e inflación acumulada (esta deuda no expira, sino hasta que su pago se completa en su totalidad). Entre las razones para el cambio se citaron, el notorio aumento de la población universitaria, y el problema de los “eternos estudiantes” (gratuitos). A pesar del disgusto que la noticia produjo en muchos estudiantes, fuimos pocos los que nos manifestamos. Hubo discursos en los patios, letreros que acusaban a un capitalismo insaciable, una o dos marchas (por la vereda) y por supuesto, todo esto se realizó fuera de las horas de clases, sin insultos, sin pegatinas y sin causar perjuicio a otros.    

Desde entonces, la educación se abrió aún más al mercado y los estudiantes extranjeros hoy pagan el costo total de su educación, sin crédito, lo que en parte financia la continua mejora de los campus, modernos laboratorios y de la educación misma. Allí se habla sin eufemismos de “la industria de la educación”, una de las industrias más lucrativas del Estado de Victoria y que posiciona a Melbourne entre los grandes centros educativos del mundo. Por ende, el concepto de Universidad pública en Australia se refiere al Estado como propietario, a su pluralismo y compromiso con la excelencia que asegura su contribución al país en todos los ámbitos, incluido el económico.    

Mi doctorado fue gratuito porque para entonces y debido a mi trayectoria profesional, me hice merecedora de una beca, las que se subsidian con los ingresos que estas instituciones generan.

En 2012 ingresé por concurso académico a la Universidad de Chile y regresé al país. La Universidad declara que “asume con vocación de excelencia la formación de personas y la contribución al desarrollo espiritual y material de la Nación”.[1] Ese estrecho vínculo entre universidad y país es lo que me ilusionó de las Universidades públicas chilenas. Y qué mejor génesis que las palabras pronunciadas por Andrés Bello: “He dicho que todas las verdades se tocan, … No se puede paralizar …una sola fibra del alma, sin que todas las otras enfermen.”[2]  Sin embargo, pienso que Andrés Bello no se dejaría confundir por la pompa que hoy oculta prácticas sórdidas de discriminación y violencia, tales como las sufridas por miembros de la comunidad.

Soy testigo de la falta de pluralidad, de los sesgos que contradicen el objetivo educativo, que no es imponer una versión de la realidad, sino entregar la mayor cantidad de antecedentes para que el estudiante pueda discernir usando la razón y experiencia. Así, versiones que sólo destacan los problemas, obviando los avances, desvirtúan la realidad y alimentan insatisfacción. Una disposición negativa, que genera resentimiento, sino odio en sectores de estudiantes. Miradas dicotómicas que reducen las opciones y el pensar, creando las condiciones propicias para que ideologías violentistas impongan que el fin justifica los medios, cualquier medio.  

Se calcula que en paros y tomas se pierden hasta 3 meses por año. La World University Ranking (2021), afirma que en sólo en 5 años la Universidad Católica pasó de ser la 2ª mejor del país a ser 4ª [3]. La Universidad de Chile pasó de ser la 3ª a ser 6ª, con 3 Universidades privadas posicionándose entre las mejores—extraña forma de promover la excelencia académica en estas otrora prestigiosas Universidades—. 

Fuente: Times Higher Education 2021

Emplazo a los estudiantes a que no se dejen utilizar. Confíen en ese llamado de atención interno que les dice que ningún fin, por supremo que parezca, justifica la violencia. Que existe algo intrínsecamente perverso en reducir a las personas a enemigos, atentando así contra la humanidad del otro y, por ende, contra el “desarrollo espiritual y material de la Nación”.


Beatriz Maturana Cossio




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