El Ministerio del Interior y Seguridad Pública a través del Plan Chile Seguro, considera implementar medidas de protección situacional para contar con lugares más seguros, que prevengan el delito mediante el diseño del ambiente físico, con el objeto de apoyar la incorporación de estándares de diseño y lograr así reducir la victimización y la sensación de inseguridad en espacios públicos, entornos comerciales, barrios residenciales y viviendas. El Plan contempla dos vías de acción; una indirecta, que considera la transferencia de conocimiento sobre prevención del delito mediante el diseño ambiental a actores claves, a través de capacitación y asesoría; y una directa, que promueve la aplicación de estos criterios o certificaciones de seguridad residencial.
La Subsecretaría de Prevención del Delito (SPD) del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, se encuentra desarrollando el proyecto de “Certificación de Seguridad Residencial” el cual busca mejorar las condiciones de seguridad de las viviendas, edificios residenciales y proyectos habitaciones, con el objetivo de disminuir la percepción de inseguridad en sectores residenciales y la oportunidad de delitos en las viviendas.
Es así que a finales del 2011 el INVI (Instituto de la Vivienda, Universidad de Chile) fue invitado a participar de este Proyecto en el marco del Convenio de la SPD y el Instituto Nacional de Normalización (INN). La convocatoria subraya el continuo interés que el INVI ha demostrado en áreas de la calidad del hábitat y en las cuales la seguridad tiene una influencia directa, tanto en la percepción como en los aspectos físicos y tangibles. Inicialmente esta normativa — la que hoy se encuentra en la etapa de consulta pública — tomó en consideración la norma Española UNE CEN/TS 14383-3:2011, la cual fue complementada con aspectos propios de nuestra realidad nacional, incorporando criterios y requisitos para el diseño residencial del entorno urbano, viviendas de desarrollo horizontal, edificaciones en altura, copropiedades y sus espacios comunes. El equipo fue multidisciplinario y entre otros, se encontraron la Cámara Chilena de la Construcción, el Colegio de Arquitectos, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, Carabineros de Chile y la Policía de Investigaciones.
Si bien la calidad del hábitat residencial pasa por la seguridad que el entorno puede brindar al usuario, la seguridad como tal no es un área de particular interés para los arquitectos, tema que incluso puede parecer algo tedioso, alejado del diseño urbano y restrictivo para muchos. Sin embargo, nuestra experiencia como INVI ha sido asombrosamente distinta.
El INVI no es ajeno a los temas de seguridad residencial, de hecho, cuenta con tesis de magister, investigaciones y numerosos artículos publicados en la Revista INVI (1), los que han aportado con estudios y mejoras a aspectos de calidad espacial, tanto urbana como de vivienda desde la perspectiva de la seguridad. Muchos de estos estudios no sólo han contribuido a formular estrategias conducentes a la seguridad de los habitantes, sino también a la percepción de tal seguridad. Estos aspectos, aunque parecieran enfocarse a la seguridad en forma singular, influyen positivamente en ámbitos tales como el empoderamiento del habitante respecto a su entorno, lo que nuevamente sugiere una mejora del espacio urbano. Son en estas conexiones donde la experiencia de trabajo el Proyecto de Seguridad Residencial ha sido significativa.
Entre otros muchos aspectos abordados, la implementación de normas de seguridad residencial ha permitido la afinación de los términos y conceptos utilizados en este ámbito, los que requieren ser entendidos tanto para el experto en estos temas como por la industria inmobiliaria y los habitantes.
Se han discutido también importantes temas que derivan de la diversidad y más frecuentemente, de la brecha social entre los distintos sectores que conforman la ciudad. Por ejemplo, ¿sería apropiado implementar distintos estándares para viviendas de sectores socioeconómicos bajos y los altos? Temas como este no pueden ser resueltos por una normativa que apunta a los aspectos físicos y no sociales y a aumentar la seguridad a través de un diseño residencial y urbano que si bien no imposibilita el delito, lo hace menos factible. Sin embargo, las preguntas sobre, por ejemplo las brechas sociales, generaron discusiones que han servido para cuestionar muchas de nuestras premisas en relación a la tipología de delitos, las condiciones físicas del entorno y con ello, a los distintos grados de vulnerabilidad a los que las personas en distintos sectores de la ciudad están expuestas. Cabe notar que en este punto, la percepción de la vulnerabilidad y la realidad no siempre coinciden (2) , siendo posible constatar que los lugares en donde efectivamente suceden los delitos, pueden ser distintos de aquellos en que la población siente mayor temor.
Por supuesto que las dinámicas de delitos y vulnerabilidad en relación a los distintos barrios residenciales no son inmutables. Esto implica que el enfoque de seguridad residencial tiene, por un lado, que basarse en los antecedentes presentes y, por otro, entender (quizás con un necesario grado de optimismo) que barrios inseguros mañana no lo serán. Por lo tanto, para que puedan mantener su vigencia en el tiempo, los desarrollos normativos deben ser a la vez, generales y basadas en conocimientos puntuales.
Algo importante de destacar, es que puesto que se proponen criterios de diseño mínimos de prevención del delito, la implementación futura y progresiva de esta normativa entregará mejores condiciones de seguridad principalmente a viviendas de sectores bajos y medios, por sobre residencias y entornos protegidos con estándares más altos de lo recomendado en esta normativa.
En conclusión, el INVI continua diversificando sus redes y con ello su contribución al desarrollo y la mejora del hábitat de nuestras ciudades. En este sentido, la Subsecretaría Prevención del Delito ha aceptado la invitación del INVI, , para acoger a estudiantes que quieran cumplir su práctica profesional en temas relacionados a la seguridad residencial, a través de las Prácticas Profesionales Externas FAU. La primera práctica se realizará entre marzo y junio de 2013 en el marco del desarrollo de la Norma Chilena de prevención del delito mediante el diseño residencial: “NCh 3325/1: Requisitos para proyectos habitacionales”, y considera la incorporación de estos criterios en un proyecto habitacional en el norte del Chile, como también una sistematización de investigaciones, casos de estudio y recomendaciones de diseño residencial seguro, en un cuadernillo de prevención del delito en entornos residenciales.
Esta incipiente experiencia de trabajo conjunto en el ámbito de la seguridad y la prevención del delito entre una institución pública, privada y del mundo académico y de la investigación, es una oportunidad de trabajo intersectorial que apuesta por el desarrollo de iniciativas que mejoren la seguridad de manera integral y sostenible en el tiempo, poniendo al habitante como protagonista de su entorno urbano.
Por: Beatriz Maturana Cossio (INVI) y Alfredo Contreras Avalos (Subsecretaría de Prevención del Delito). Originalmente publicado en FAU Opina.
Notes:
[1] Véase por ejemplo “Violencia en barrios en América Latina”. Revista INVI No.74, Mayo 2012.
[1] Fundación Paz Ciudadana. Índice Paz Ciudadana-Adimark, diciembre 2012., disponible en: http://www.pazciudadana.cl/docs/pub_20130116145711.pdf